Biografía Clemencia Hernández Guillén
Artista Plástica santandereana
EXPERIENCIA ACADÉMICA
1970 - 1974 - Instituto santandereano de Cultura INSAC. Bucaramanga Colombia.
1975 - 1976 - Estudio Integral de Expresión Creadora. Maestro Mario Hernández Prada. San Juan Girón Colombia.
- Filosofía y Epistemología. Maestro Mario Hernández Prada. San Juan Girón Colombia.
- Historia del Arte. Profesora Blanca Guillén de Hernández. San Juan Girón Colombia.
- Acuarela e Historia del Arte. Roma Italia.
- Ilustración Gráfica. Maestra Olga Cuellar. Bogotá Colombia.
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Clemencia Hernández Guillén
La maestra Clemencia Hernández es una artista que escapa de su generación y continúa vigente en el campo contemporáneo de las artes plásticas y visuales de Bucaramanga y Santander. Ella se define como pintora, pertenece a un grupo de artistas con estudios de pintura y dibujo en el Instituto Santandereano de Cultural INSAC entre 1970 y 1974. Posteriormente la artista profundizó en la técnica de la acuarela en Roma, Italia, siguiendo los pasos de su padre, el maestro Mario Hernández Prada.
Su obra ha transitado de lo figurativo a lo abstracto, sin dejar el análisis y la búsqueda de formas en su entorno, preocupada más por una cuestión filosófica que la llevó a fragmentar los propios seres vivos y observar de manera minuciosa los microorganismos que componen diferentes materias vivas del planeta tierra.
El historiador Germán Rubiano (1977) señala que el arte abstracto en Colombia corresponde al trabajo de creadores de la década de 1960 y 1970 que continuaron con este lenguaje heredado de los intercambios en Europa y las relaciones con otros artistas latinoamericanos, en el afán de continuar y responder a la dinámica global del arte. Dinámica que en el caso de la artista fue transmitida por su padre, Mario Hernández Prada, precursor a su vez de una pintura abstracta, geométrica y cósmica realizada en la década de 1950 y 1960 a la par de artistas como Marco Ospina. La obra de la maestra Clemencia Hernández mantiene vigente la tradición de otros artistas abstraccionistas, el tema no pierde su importancia en el arte actual y su presencia en el medio demuestra una trayectoria sólida y consecuente.
Leonardo Caballero Piza
Historiador y Artista Visual
Magíster en Artes, Cultura y Lenguajes
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Con la naturaleza como referente, así es la obra de Clemencia Hernández Guillén
Con la naturaleza como referente, Clemencia Hernández Guillén, pintora santandereana de gran trayectoria, se encuentra en constante evolución artística. Su obra actual conserva el lenguaje y el estilo por largo tiempo construidos, pero sus formas y el manejo exacto del color nos acercan cada vez con mayor medida a una conciencia plena y cósmica que nos habla de la relación del ser humano con la naturaleza, no desde ideas caóticas de destrucción y los llamados crecientes de la necesidad de cuidar y proteger los entornos ecológicos, sino entendiendo lo perenne como una alegoría del momento exacto de la creación. Así que el espacio, el tiempo, la energía y la materia son los conceptos que ahora se hacen más evidentes en el trabajo de esta incansable artista.
Clemencia Hernández Guillén, nacida en Bucaramanga, realizó estudios de Bellas Artes en la Dirección de Cultura Artística de Santander, Dicas (1970-1974), y adelantó estudios superiores con especialización en acuarela en Roma, Italia (1976). Heredó de su padre, el maestro Mario Hernández Prada, una sólida formación en arte, especialmente el espíritu de investigación y análisis constante, que le ha permitido desarrollar a través del tiempo una obra compacta con lenguaje propio, claro y trascendente.
Su obra no siempre ha sido abstracta. Durante algunos momentos pictóricos realizó temas en los que representó contextos socioculturales, como sus series sobre ‘mercados’, sin perder la visión espacial, y en los que se destacaban sus conocimientos sobre composición, en que sobresalía el color como un signo sobre su amor a la vida y el respeto de los personajes, sin contar anécdotas, sino desplegando esas pinceladas seguras, tan suyas y tan propias, sobre planos amplios de movimiento, como una especie de danza cósmica.
Su obra ha sido siempre coherente desde el color, el ritmo y la composición, y apoya estos conocimientos formales de la pintura con una gracia espontánea signada por la seguridad intuitiva. Clemencia es capaz de dialogar con propiedad con su subjetividad. No adivina en cada pincelada; sabe qué está buscando y qué necesita en cada momento pictórico. Por ello, su obra reciente nos permite ser testigos de mundos donde se destacan la energía, la materia, el tiempo y el espacio como elementos de preocupaciones simbólicas de la artista. Sus trazos parecen atraídos por un centro de energía, y allí danzan de manera estable y libre. Es precisamente esta coreografía de forma y color la que nos hace percibir una armonía de precisas pinceladas con las distancias justas y fusión de tonos de color que parecen infinitas. De esta manera percibimos el tiempo como protagonista.
Posiblemente, sus obras sean en este momento una buena lección de cosmología filosófica, ya que el tiempo percibido, gracias a la danza de sus colores que nunca son disonantes, aunque en ocasiones sean empleados de manera pura, refleja un lapso más circular, pero expandiendo ejes de vuelos infinitos, alejándose de una concepción lineal del tiempo y acercándonos a percibirlo como sucesos en constante expansión y sin fronteras.
Este efecto visual ya es maestría lograda por la disciplina y la pasión de pintar, que ha sido siempre el rasgo que distingue a Clemencia, y que se constituye en un buen ejemplo para nuevos pintores.
Clemencia Hernández Guillén es una de las artistas de la que –podemos estar seguros– con su arte nos ofrece la posibilidad de preguntarnos sobre aspectos esenciales de la vida, sobre nuestras visiones y los misterios del tiempo, para luego decir, como Eleanor Roosevelt: “El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños”. Y las obras de Clemencia son eso, sueños bellos danzando en un infinito ritmo cósmico.
Por, Domingó Rincón.